domingo, 24 de enero de 2016

Venecia, la joya de la corona de Europa

No hay duda. Venecia es la joya más valiosa que tenemos en Europa: pequeña, delicada y de un valor incalculable. Y es curioso que se diga eso de una ciudad medio en ruinas y bastante sucia y destartalada. Pero en el caso de Venecia, lo decadente es hermoso.

Algunas ciudades o pequeñas localidades tienen alguna construcción, ruinas o accidente geográfico que les convierte en punto ineludible de visita para los turistas. Y si no fuera por eso allí no iría nadie. En este caso el punto de interés es Venecia al completo. Toda ella en su conjunto nos permite imaginarnos cómo vivieron por sus calles ciudadanos tan ilustres como Marco Polo, Tintoretto, Vivaldi, Albinioni, Canaleto o Casanova. Y es que Venecia, patrimonio de la Humanidad, tiene varias particularidades que la hacen única. La primera es que no hay tráfico rodado, con lo cual las góndolas, lanchas y vaporetos son el único medio de transporte, algo que seduce al viajero desde el primer minuto. Segundo, que todo el casco antiguo es peatonal lo cual facilita el callejeo. La tercera particularidad de Venecia es que son 120 pequeñas islas comunicadas entre sí por canales y puentes, formando un laberinto de calles y plazas a cual más hermosa.  Pero para mí la característica más especial es la sensación de evasión. Porque así como en otras ciudades de interés los monumentos antiguos se mezclan con otros modernos, en Venecia puedes pasear un día entero sin ver edificios de hormigón ni metacrilato, sin cruzarte con construcciones gigantescas de estilo contemporáneo que rompan la belleza de las vistas. Pasar un día en Venecia es hacer un viaje en el tiempo.

¿Es Venecia tan romántica como dicen? Hombre... Los miles de turistas haciéndose fotos aquí y allá rompen el momento. Pero es que cada plaza, cada edificio, cada rincón tienen tanto encanto que uno acaba por rendirse al moho, el agua estancada, los souvenirs de máscaras de carnaval y ese ambiente decadentemente precioso que lo inunda todo. Hablando de inundar... Pasear por Venecia pensando que quizás algún día todo se lo haya tragado el mar la hace aún más apetecible, más especial si cabe.

¿Alquilar una góndola es una "turistada"? Sí. Y cara. Pero ver Venecia desde el agua, paseando por pequeñas callejuelas a las que solo se accede en un bote... Es una delicia. Los gondoleros además suelen ser bastante simpáticos y le hacen sentir a uno ese calor del italiano abierto y campechano.
Iría una y mil veces más a Venecia. En pareja, con amigos, en familia o en solitario. Perderse en Venecia un día o dos, ver la ciudad de día con su ajetreo de turistas  y comerciantes y ver la ciudad del amor por la noche, en silencio y en paz, merece un viaje y dos y tres. En  cada rincón hay una foto para enmarcar. Un cuadro para pintar. Un recuerdo para no olvidar.


Si Venecia es la ciudad del amor, a mi me tiene rendida a sus pies.