Has visto catedrales, castillos,
palacios, torres... Pero el Taj Mahal es otra cosa. No es solo la construcción
en sí, que entraña mil y un detalles que la hacen única. Es el entorno donde
está ubicada y como se presenta a ojos del visitante.
El Taj Mahal es uno de los grandes atractivos turísticos de
La India, por eso el pueblo de Agra está en la ruta
obligada de todo viajero. Desplazarse en La India, como muchas otras cosas, es
una odisea y puede resultar incomodo a los más exigentes y meticulosos. La
India es otro mundo y los trenes son lo que son. Allí aunque pagues el ticket
de primera clase en un tren express no vas a tener la sensación de ir en
AVE. Pero el viaje se hace en vagones
cómodos y limpios, con buenos asientos. Si tu presupuesto es ajustado y tu
estómago a prueba de bombas, puedes viajar más económicamente en trenes de
segunda o tercera clase, de esos que van parando en mil pueblos llenos de....
En fin, los que habéis ido a la India sabéis de lo que hablo. Y es que la India
tiene el curioso encanto de ofrecerte ciudades cosmopolitas avanzadísimas y
modernas con todo tipo de lujos pero también zonas rurales que son lo más
precario que uno ha visto en su vida
(estampas únicas de moscas, vacas, niños semidesnudos, gente haciendo sus
necesidades cerca de las vías, basuras, etc).
Cuando uno baja del tren en la estación de Agra le invade la
sensación de haber viajado atrás en el tiempo. La India rural puede ser muy
dura para un occidental poco viajado. Ver los andenes de la estación repletos
de gente durmiendo en el suelo, vacas deambulando y niños pidiendo dinero puede espantar a más de
uno. Pero es La India... Respira hondo, camina y busca un taxi, que hay muchos.
Afortunadamente cerca del Taj Mahal hay hoteles de cadenas
de lujo a precios más asequibles que en Europa o EEUU. Uno da gracias a la vida
por poder pagarse un hotel con aire acondicionado, habitaciones chic,
limpísimas y comodísimas como las que hay en España. Después de eso, uno está
listo para enfrentarse al calor sofocante, sobre todo si el
viaje es en julio o agosto, nuestro verano y la época de lluvias de allí.
Porque vale sí llueve, pero el calor y la humedad son insoportables. A los 5
minutos de abandonar el hotel ya estás empapado y seguirás así mientras no estés dentro de un taxi o un restaurante.
El filosofo Tagore definió el edificio como "un poema
escrito en piedra". Y es así realmente. Una vez dejas atrás a los grupos
de mendigos de la entrada y superas la cola para pagar el ticket (unos 12€) ves
un gran edificio de color marrón que ya te parece una maravilla (es parte de la
muralla del recinto). Pero el Taj Mahal no está! Es que no lo ves! Y cuando
pasas un pórtico oscuro y fresquito... Oh! Ahí está. Y ya no existe nada más.
Edificio con influencias turcas, mongolas, persas e islámicas, es Patrimonio de
la Humanidad y una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno. Es un ejemplo de
simetría y de maestría. Hecho en mármol fino con incrustaciones de ágatas,
zafiros, amatistas, coral, cuarzo, ámbares y diamantes. El jardín es
típicamente musulmán, lo cual hace aún mas imponente la vista. Si buscáis en internet, descubriréis la hermosa historia de
amor que esconde el Taj Mahal y todas las leyendas sobre su construcción (aún
no se conoce con exactitud al arquitecto que lo diseñó).
Visitar el Taj Mahal es un ejercicio de paciencia infinita,
casi la misma que tuvieron los encargados de construir esta tumba. Hay cientos
de turistas haciendo una y otra vez la misma foto desde ángulos y distancias
diferentes. Y hay que pelear o hacer cola para poder hacerse la foto en las
mejores vistas. Y eso, bajo un calor tipo sauna que puede derrotar al más
valiente. Para mí uno de los encantoss fue coincidir allí con turistas de todo
el mundo y descubrir las ganas de charlar, conocerse, intercambiar impresiones
de unos y otros, sobre todo la gente venida de mil puntos de La India, siempre
con ganas de hacerse fotos juntos y con una sonrisa como carta de presentación.