domingo, 24 de abril de 2016

Estambul, espectacular, deslumbrante, poderosa!

He estado tres veces en Estambul y no dejo de enamorarme cada vez que vuelvo y repito visita. La antigua Constantinopla es poderosa y se nota en cada una de las calles y piedras del centro histórico. Estambul es un regalo para los sentidos. Para la vista por sus impresionantes edificios que le dan un carácter imperial, para el oído por ese característico canto desde las mezquitas que sobrecoge al viajero novato, para el olfato porque pasear por el bazar de las especias es un viaje a otras épocas y para el gusto porque la gastronomía turca merece la pena descubrirla. El tacto... Lo reservo para los curiosos estambuleños, que sienten un irrefrenable deseo de tocar a las turistas rubias y con ropas poco "discretas" a sus ojos.

Llevo años viajando y sigo pensando que en el top de lugares visitados está Estambul, siempre ella, tan poderosamente hermosa. El trío de edificios más emblemáticos que merecen una visita sí o sí son el Palacio Topkapi, La Mezquita Azul y Santa Sofía de Constantinopla. Cada uno aporta a la ciudad una postal a enmarcar, un cuadro a pintar y una y mil fotografías con las que intentar retener en la memoria tanta belleza. Pero yo me quedé totalmente prendada de ese puerto y ese puente que inspiró "La Pasión Turca" a Antonio Gala. Sus pescadores, las mezquitas que rozan el mar, el bazar de las especias allí pegado y la torre Gálata al otro lado, en lo alto. Que estampa! Qué atardeceres y qué paseos tranquilos contemplando pasar gentes y barcos, con esa música de fondo que son los cánticos llamando a la oración. Los que hayan tenido la suerte de ir saben que no exagero; el recuerdo es imborrable.

Más de 3.000 tiendas dan vida a un enorme mercado, el Gran Bazar, todo un curso acelerado para aprender a regatear y también para entender cómo es el turco: comerciante, negociador, embaucador... Que disfruta de la charla junto a un té solo para intentar venderte unas zapatillas al precio que él pelea. Merece la pena visitar la cisterna romana, antiguos depósitos de agua que hoy acogen conciertos y un restaurante sin perder ni un mínimo su encanto. No hay que perderse la visita a alguna mezquita, como la Suleiman, imponente. Hay que acercarse a la antigua estación de tren, donde acababa el mítico y romántico "Orient Express" que recorría Europa de punta a punta. Y sobre todo tomar uno de los barcos que pasean por el estrecho del Bósforo y nos acercan a los diferentes barrios y zonas de la Estambul actual, a medio camino entre Oriente y Occidente, entre lo moderno y el pasado. Entre la vida al estilo árabe y el europeo.

No me extraña que tantos escritores, aventureros del pasado, músicos y personas del mundo de la cultura, la política o los negocios hayan caído rendidos a los pies de Estambul. Constantinopla fue un gran imperio (de hecho fue la capital de tres imperios!!) y se nota que por allí pasaron navegantes y comerciantes que traían genero de Asia, que la ciudad fue puerto puntero en el Mediterráneo durante siglos y que diferentes reyes, emperadores y demás gobernantes se encapricharon de la ciudad y construyeron en ella por aquello de "pues yo más que tú".


Viajar a Estambul es abrir un libro de historia, es colarse en las mil y una noches, es reconocer que al margen de todos los problemas que tenemos hoy en día con el Islam y su encaje en el mundo moderno, esta ciudad es un tesoro único. Si la visitas un día ya me dirás... Imposible no quedar atrapado. 





































domingo, 17 de abril de 2016

Miami, barras y estrellas a ritmo de salsa

Durante décadas hemos visto como nuestros famosos más internacionales, sobre todo cantantes, hablaban maravillas de Miami, de su ambiente latino y de ese aire de modernidad yankee, de creatividad artística, de negocio musical y de camaradería entre los llegados de Cuba, México y España. Por eso cuando viajé a Miami pensé... A ver qué me depara este destino tan peculiar de los EEUU.

Miami es un "bicho raro" en USA. Una curiosa ciudad que ha crecido a la sombra de miles de emigrantes venidos de América Latina (sobre todo del Caribe) en diferentes décadas. Esa mezcla de cultura americana y raíces latinas a las que muchos se niegan a abandonar ha configurado un lugar único y especial a caballo entre dos maneras de vivir, dos culturas, dos mundos; el anglosajón derivado en el "american way of life" (estilo de vida americano) y el caribeño, fruto del mix entre lo español y lo africano.

Lo que yo sabía de Miami era que allí vivían "Las Chicas de Oro", Gloria Stefan y Celia Cruz y que a Miami habían ido a parar todos esos exiliados políticos que abandonaron Cuba y apostaron por una nueva vida en el país del Tio Sam. Y nada más llegar al aeropuerto se percibe precisamente eso: estás entre compatriotas que reciben con cariño a los españoles, "nuestros colonizadores pero padres de la cultura que hemos heredado". El sentimiento de orgullo hacia las raíces y los orígenes es una constante en Miami. Lo bonito es ver como gentes de diferentes rincones de América Latina se unen bajo la misma bandera americana de barras y estrellas a la vez que ensalzan su amor y debilidad por la tierra que dejaron atrás. ¿No os suena esto a lo que escuchamos muchas veces decir a los andaluces afincados en Cataluña? Pues por allí andan igual, con el "corazón partío" entre sus dos patrias.

Miami es divertida, sabe a mojito y suena a salsa y bachata. A reguetón. No es una ciudad especialmente rica en cuanto a puntos turísticos a visitar. Yo creo que lo interesante de Miami está precisamente en ese ambiente que se respira en el barrio de "la pequeña habana", con su calle 8 y el parque al que acuden los cubanos jubilados a jugar al dominó, recordando batallas vividas en su amada isla. Allí acabé bailando salsa en la calle con una pequeña orquesta que tocaba en directo. Uno de esos momentos que jamás olvidas por lo feliz y lo intenso.

Los edificios de art decó de Ocean Drive son muy pintorescos y le confieren a la primera línea de costa un ambiente de verano eterno con sus restaurantes, hoteles y coctelerías por los que pasea la gente guapa en busca de fiesta y conversación. Interesante visitar  Coconut Groove, el barrio en el que se rodó la mítica serie "Las Chicas de Oro", con esas casas con jardín que conservan la vegetación original de la zona. Ahí  uno se da cuenta de que con dólares la vida es muy bonita en los USA. Con presupuesto, claro!  Curioso pasear por Espanola Way, la calle del tapeo y los locales de ambiente español que están a medio camino entre la cultura mexicana y la española propiamente.

Un espectáculo imprescindible es subir al barco que te pasea por las casas de los famosos, ubicadas en pequeñas islas privadas (creadas en los años 20 con una técnica de dragado de arena). Son mansiones de lujo con yates anclados en los amarres, como en Roses (Girona) pero a la americana, o sea por todo lo alto. Otra de las recomendaciones es hacer una excursión a la zona de los Everglades, una especie de albufera valenciana o delta de l'Ebre pero con cocodrilos. Allí entiendes que toda esa zona que encontraron virgen nuestros antepasados colonizadores estaba plagada de mosquitos y pantanos, cocodrilos y humedad intensa. Es la desembocadura del rio Mayaimi, nombre de la tribu pre-colombina que habitó el lugar antes de la llegada de los españoles.

Las noches de Miami son para bailar y beber, dejarse ver .Y los días para ir a las playas, de agua y arena caribeña aunque sean urbanas. También para comprar, una de las actividades estrella para los turistas, que no se pierden el tour de Outlets y grandes centros comerciales a precios muy atractivos.

Yo decidí viajar en Navidad y pasar allí la nochebuena y el 25 de diciembre. En la playa y con gorrito de Papa Noel. Y pude vivir esa mezcla de crema solar y árboles de navidad tan curiosa en los países cálidos pero de raíces cristianas. 

Recuerdo con especial cariño un spot de televisión que para mí define a la perfección el carácter del ciudadano de allí: una abuela mexicana viaja a Miami a pasar la Navidad con su hija y su nieto. El niño, nacido en los EEUU, ya no habla español. La abuela, triste, ve como su nieto yankee apenas sabe comunicarse con ella. Y ahí entra el producto del spot: una escuela de español para niños en Miami!! El spot acaba con la resignación de la abuela diciendo en inglés "Merry Christmas, Manolito". Y su nieto le responde "Feliz navidad abuelita" en un español de acento americano. Fin del spot con la abuela emocionada, llorando. Creo que eso define mejor que nada la esencia de Miami: una ciudad que ha sabido crear su propia identidad dentro de un país donde eso  no era nada sencillo de conseguir.