martes, 20 de septiembre de 2016

Cabo de Hornos, ¿Vivirías en el fin del mundo?

Esa es la pregunta que estuve planteándome a medida que iba descubriendo más y más detalles sobre la capital de la Agrupación de Comunas de Cabo de Hornos y Antártica, en Chile. Eso viene a ser "la capital más austral del mundo" y vivir en uno de los lugares más remotos del planeta no es un juego de niños. En Puerto Williams (ubicada en la Isla de Navarino, que forma parte del archipiélago de Tierra de Fuego)  la vida es otra cosa, motivo suficiente como para armarse de valor y paciencia y visitar ese rincón perdido del planeta. ¿Cómo se vive allí? Y aún más interesante ¿Quién vive allí y porqué?

Gracias a la invitación de SERNATUR Magallanes, el servicio nacional de turismo de la región de Magallanes y Antártica Chilena, tuve la ocasión de conocer un rinconcito tan fascinante y diferente a todo de Chile.

Fueron los indígenas nómadas llamados "yaganes" los reyes del lugar hasta que el poderío del hombre occidental, interesado en explotar la zona, acabó con ellos. En 1953 se fundó Puerto Luisa para dos años después bautizarlo de nuevo como Puerto Williams en honor a un ilustre marino irlandés. Así, Puerto Williams ha ido creciendo a la sombra del importante Estrecho de Magallanes y el popular Cabo de Hornos. En 2002 la población era de unas 2.000 personas, casi todos descendientes de colonos ingleses o funcionarios de las Fuerzas Armadas de Chile.

Llegué a Puerto Williams en avioneta, sobrevolando el Cabo de Hornos, un autentico espectáculo de la naturaleza  formado por escarpadas rocas y pequeños islotes deshabitados que ofrecen unas vistas extremas de la geografía austral. Aterrizar en Puerto Williams fue llegar a una pequeña localidad perdida en el último rincón habitado antes de llegar al continente blanco, la Antártida o Antártica (como la llaman en Chile).  Con apenas una semanas de verano al año (en las que se alcanzan los 9 grados de temperatura) los habitantes de Puerto Williams están acostumbrados a que la vida allí tiene sus propio ritmo.

¿Vivirías en una isla en la que el clima es extremo y a veces la tecnología falla o escasea (internet está y no está)?  Debe ser que sus habitantes están hechos de una pasta especial. Hablé con ellos y descubrí gentes felices, acostumbradas a vivir bajo el manto de una naturaleza poderosamente inhóspita. Pero a ellos les gusta y les apetece. Consideran que viven en un oasis, una joya y un regalo que no está hecho para todos.

Fue maravilloso pasear por el Parque Etnobotánico Omora (reserva de la biosfera) y visitar el Museo Antropológico Martín Gusinde, sacerdote y científico austríaco que convivió con yaganes y selk' nam, los indígenas de Tierra de Fuego, a los que allí se recuerda y rinde su merecido homenaje y respeto.


Inevitablemente unido al mar, Puerto Williams me fascinó porque realmente me hizo sentir que estaba en un lugar especial, alejado del mundo. Pero incluso allí estaban pasando cosas y había personas, familias, parejas, marineros y viajeros que decidían echar raíces y disfrutar de una forma diferente de vivir. Esa en la que detalles como un rayo de sol, un café caliente, una charla al lado de la estufa o ver volar un pajarillo son motivos suficientes como para sonreírle a la vida y exclamar "Nadie lo diría pero estoy aquí mejor que en cualquier otro sitio". 

Entrevista a Carlos Vega, guía turístico en Cabo de Hornos y Puerto Williams:

https://www.youtube.com/watch?v=oQny5dVikiA&list=PLX03ntEaXLfrUL_yiVnNGdgj51u0Ol2kg&index=42

Agradecimientos: SERNATUR Magallanes (http://www.sernatur.cl/region-de-magallanes)