domingo, 13 de noviembre de 2016

Transilvania, la tierra del Conde Drácula

Viajar abre la mente y ayuda a romper tópicos. Visitar Transilvania fue la mejor manera de tirar abajo viejas creencias y abrirse a la realidad. Ni Rumanía es lo que vemos en España ni el conde Drácula fue tan malo como lo pintan. O sí, pero no precisamente para los rumanos.

Vayamos por partes. Transilvania es una región de Rumanía que está tal y como indica su nombre en latín "ultra silvam"; o sea  más allá de las montañas. Y en efecto es una zona boscosa y frondosa rodeada por los montes Cárpatos.

Tuve la inmensa suerte de visitar la zona con una amiga oriunda de allí, concretamente nacida en Brasov,  una de las ciudades más importantes de Transilvania. Los rumanos son gentes abiertas, cariñosas, educadas, muy tradicionales y como no, orgullosos de su tierra. Seamos claros: ni todos son gitanos rumanos  ni mucho menos viven (como se cree aquí en España) de manera "poco civilizada" y organizados en mafias. Los hay, sí. Pero son minoría. Dicho esto, los rumanos aún conservan (sobre todo la gente mayor) las costumbres típicas heredadas del comunismo y quedan por todos los rincones señales que nos lo recuerdan. Su rica gastronomía pasa por elaborar en casa desde dulces a embutidos y quesos, salsas y platos típicos que me sorprendieron a cada bocado. Qué deliciosamente cocinan las rumanas! Y qué mimo y cariño le ponen!

Brasov es una ciudad con un casco antiguo bien conservado, con rincones medievales y un aire señorial que invita al paseo y a hacerse fotos aquí y allá. Destacar su muralla y la antigua puerta de entrada a la ciudad, dos lugares que me transportaron a otras épocas. Y el sendero junto al riachuelo que pasa por el centro de Brasov es un rincón apartado por el que me gustaría pasear cada domingo. Curioso el cartel en la montaña con el nombre de BRASOV en letras grandes, copiando al de HOLLYWOOD (Fue colocado en el año 2.006).

Mis anfitriones me recibieron colocando una cabeza de ajos bajo la almohada; simpática broma que gusta a todo turista que visita por primera vez la tierra de Drácula. Y desde Brasov nos desplazamos al castillo de Peles,  antigua residencia real (hoy museo) que es una excelente muestra el estilo arquitectónico típicamente rumano. Y qué estilo! Parece que te hayas colado en un cuento!

Pero sin duda el momento memorable de la zona es llegar hasta el castillo de Bran, una fortaleza medieval que fue del conde Drácula pero también de sus antepasados y sus posteriores herederos, hasta bien entrado el S.XX. El edificio es un monumento nacional y uno de los lugares más visitados de Rumanía. Es un castillo de película (allí se han rodado varios films sobre el personaje), aunque su valor es más arquitectónico que vinculado a Vlad el Empalador, cuyo auténtico castillo está hoy en ruinas en otra zona en Rumanía.

La visita en un recorrido por la historia de Rumanía y también del personaje de la novela de Bram Stoker (que para describir la residencia de su protagonista se inspiró en este espectacular castillo). No deja de ser fantástico poder ver el edificio, disfrutar de las vistas, de los torreones y de esa niebla tan característica que hace que este castillo siga siendo encantadoramente romántico, misterioso y siniestro.

Con mi familia de acogida tuve la suerte de visitar el pueblo e Moeciu de Sus, en el Parque Natural de Bucegi, en los Cárpatos. Es un precioso rincón en el que varias familias viven del ganado y del turismo, construyendo espectaculares cabañas de madera para acoger a turistas que esquían o pasan unos días en pleno contacto con la naturaleza. Compartí con ellos mesa y delicias, su asado y dulces, su gentileza y hospitalidad. Fue un fin de viaje redondo!

 Redonda es como llegué a Barcelona después de una Semana Santa en la que cada bocado que probé me dejó hipnotizada y, como decía al principio, con un montón de tópicos sobre Rumania, Transilvania y Drácula totalmente superados.